...letras en la sopa

“Claro que de pequeño había comido letras en la sopa, pero comerse una A recortada en papel blanco le produjo una sensación desconcertante...dos días después descubrió que no hacía falta comer otra cosa , que con las letras le bastaba para alimentarse…
…Así descubrió que las sans serif eran más digestivas que las avec serif;…La experiencia le hizo darse cuenta de que la letra inglesa era buena para combatir el estreñimiento, la helvetica inmejorable contra la hepatitis y la futura médium contra la taquicardia…si alguna vez consumía futura bold (siempre aliñada con una typewriting) era de cuerpos inferiores al 24…se hizo imprimir varios textos en times, sobre papeles diferentes…la Venus fina, se convirtió (impresa en cuerpo 38 y tinta verde oscura sobre satinado turquesa) en su plato predilecto…
…descubrió las excelencias gastronómicas del alfabeto griego…el sabor exótico de los signos chinos…la grasa del árabe…
…Visitaba fundiciones tipográficas como otros visitan cavas de champán…y era la persona más feliz sobre la superficie del planeta, si entre los dedos (y las mandíbulas) le caía alguna letra nueva, fresca, recién diseñada…”

"Sobre la volubilidad del espíritu humano".
Quim Monzó
Ochenta y seis cuentos
Editorial Anagrama

Este verano he leído mucho, pero mucho, mucho...y este cuento surrealista, es de lo que más me ha "llenado", será por deformación profesional porque nunca me gustó la sopa de letras, ni ninguna otra sopa. En el caso del relato de Monzó si que debe tener algo de esa deformación profesional por su parte, porque al parecer el autor fue diseñador gráfico (además de dialoguista de películas, letrista de canciones, guionista de radio y televisión, dibujante de comics y reportero de guerra) y en este relato lo demuestra con creces.
Por cierto el libro completo del sr Monzó es espectacular, recomiendo leerlo, o que os lo comais, según vuestros "gustos".